Bloqueos en Michoacán escalan los niveles de violencia dentro del estado

Aunque el hostigamiento del narco se remonta a décadas, han sido los últimos 12 meses cuando más se han intensificado los secuestros, cobros de piso e incluso, desapariciones por grupos delincuenciales a los que públicamente evitan mencionar en San Ángel Zurumucapio, en Michoacán.

Esta comunidad adentrada en Zinapécuaro y que desde hace tres años logró su autonomía, decidió desde el pasado fin de semana levantarse en armas e instalar dos barricadas: una al norte y otra al sur.

Con escopetas y machetes, un millar de pobladores vigilan de día y noche el pueblo. Pese a los rondines de soldados y policías estatales, para ellos no es suficiente, pues las amenazas vía telefónica están a la orden del día.

“Nada más tenemos llamadas de que: ‘¡Quítate!’… amenazas, hemos sido amenazados… ‘Que si no te quitas voy a entrar a tu pueblo, a ti principalmente te voy a levantar’, pero al pueblo hasta ahorita tenemos los cuatro días no han intentado entrar porque mantenemos las dos barricadas al sur y al norte de nuestro pueblo”, compartió José Luis Maximiliano, presidente comunal.
“El día a día se vuelve peligroso”

Su ronda comunitaria, como la del poblado de La Cantera, en Tangamandapio, no cuenta con armamento que debe proporcionar la Secretaría de Seguridad Pública de Michoacán. Por ello, además de la paz, otro clamor en la marcha de ayer fue que sus policías cuenten con las armas y equipo para hacerles frente a los criminales.

Vestidos de blanco, con pancartas y otros con imágenes religiosas en mano, recorrieron las calles de la comunidad para finalizar en la plaza pública donde lanzaron un llamado a sus verdugos, pidiendo su conversión.

“Desde este lugar quiero mandarles un mensaje de paz, que tiren las armas, las armas no son el camino para conducirnos como seres humanos, todos somos seres humanos y necesitamos vivir en paz. Ojalá que nos entendieran este mensaje aquellos que con el arma en la mano humillan y asesinan a nuestros habitantes”, dijo el líder comunal.

“El miedo invade a los pobladores”

El miedo es evidente entre la gente, que aún con escopeta en mano, prefieren no mencionar a los responsables de la violencia en esta zona dedicada a la producción del aguacate, principalmente y que por cada tonelada del fruto les piden entre 25 y 30 mil pesos.

“Miedo sí tenemos, sí, porque si llegan y me identifican, vienen y me secuestran, y me desaparecen”, compartió un poblador de manera anónima.
Aún con las barricadas, la actividad comercial se mantiene, además de las clases en todos los niveles. La decisión de seguir asumiendo las funciones de seguridad se mantendrá hasta que el gobierno estatal y federal no les garantice su protección.

Mientras, comunidades hermanas como Santa Fe de la Laguna, San José Carpinterio, Aratepacua, Janitzio, entre otras, han mostrado su respaldo porque también han experimentado lo que es estar bajo el yugo del narco.

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