Habitantes de Michoacán piden paz duradera en el estado y todo México

Los mexicanos que han presenciado en sus comunidades la desigualdad, el horror de la violencia y el miedo de toparse con la delincuencia cada que salen de sus casas para ir al trabajo o la escuela, los que han perdido familiares en medio de balaceras, que han sentido en carne propia la impotencia de no ser escuchados, claman, para que en voz de los obispos de las diócesis de Apatzingán, Lázaro Cárdenas, Tacámbaro, Zamora y Morelia resuene su petición de la urgencia de que autoridades, sociedad civil, organismos no gubernamentales, iglesias y todos en conjunto, “contribuyamos, cada quien desde su trinchera, a pacificar al estado de Michoacán y al país y construir una paz duradera.

Los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Morelia dicen que los personas externan cómo los homicidios y la incidencia delictiva brotan por todas partes; de 10 municipios que conforman la Diócesis de Apatzingán, cinco de ellos padecen el desplazamiento permanente de sus habitantes debido a la inseguridad generada por grupos delictivos que operan sin control, lo que genera pobreza, marginación y desigualdad social.

Asimismo, denuncian que “los habitantes abandonan sus pertenencias, casas, negocios, escuelas y trabajos para buscar un lugar seguro, donde sus familias puedan empezar de nuevo y crecer sin temor a ser víctimas de la delincuencia organizada. La inseguridad y violencia siguen amenazando a Michoacán y al país entero, no importa a donde quieran migrar, por ello la necesidad urgente de actuar”.

“Hoy hablamos, dicen los obispos, en nombre de aquellos que han sufrido violaciones a sus derechos, de aquellos que deben explicarles a sus hijos que no pueden salir de sus hogares; que se ocultan debajo de sus camas, mientras escuchan durante horas balaceras que parecen interminables por enfrentamientos de grupos criminales que se sienten impunes”, indican

En el marco de su Reunión Anual 2024, los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Morelia, convocan a un par de celebraciones eucarísticas, con la intención de unir sus voces en una llamada urgente de paz, ante la creciente ola de violencia que tristemente lacera a nuestro estado de Michoacán.

“Aunque desde otros reflectores se hable de un país seguro, es necesario señalar que la paz no puede reducirse al simple equilibrio entre la fuerza y el miedo. Mantener al otro bajo amenaza significa reducirlo al estado de objeto y negarle una vida digna y de bienestar”, añadieron.

“Es tiempo de tomar acción y sumar esfuerzos para construir la paz en medio de la adversidad, la participación de todos en la toma de decisiones es urgente.

Hoy más que nunca es necesario establecer un diálogo franco, cada vez más transparente con las instituciones civiles y gubernamentales de los distintos órdenes, ponerle un alto a la corrupción, hacer una revisión realista de las estrategias de seguridad, porque la inseguridad está a la vista y de ello dan testimonio todos aquellos que en la zozobra claman por una vida en paz, próspera y de desarrollo”, exhortaron.

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